El cuadro azulgrana certificó la semana pasada la permanencia, después de un mes pleno de victorias.
Es el reflejo de la felicidad. Del trabajo bien hecho. Y, sobre todo, del éxito de un grupo de amigos de toda la vida que decidieron unirse para mantener al equipo de su pueblo en la segunda autonómica.

El Santa Cruz ya puede sonreír y disfrutar de la competición por primera vez esta temporada. Porque la semana pasada, los oleirenses garantizaron durante un año más su permanencia en la categoría.
Pocos creían en la prosperidad de un equipo modesto económicamente y compuesto, en un 95% por jugadores del propio pueblo. Pero en el último mes de competición, en el que han logrado acumular un pleno de victorias, los azulgranas han demostrado que a ellos no les puede la presión. A través de mensajes del estilo de “Go, Santa go”, “Santa conmigo, Santa” y “On fire!”, “Vamos Santa”, los jugadores del Santa Cruz hicieron ver a los aficionados que el objetivo era posible.
Y precisamente fue ante su afición, en los partidos disputados en Os Regos, donde el conjunto que dirige Pablo Roca “cocinó” la permanencia: Siete partidos consecutivos sin perder como locales fueron el primer síntoma de la mejoría que el equipo mostró en la segunda vuelta. Una recuperación que tuvo su apogeo el pasado mes de abril, donde los oleirenses certificaron su salvación tras superar a Curtis (6-2), Marino de Mera (1-0), Visantoña (1-4) y Cambre (2-0).